El espejo by Mavi Gomis











Ideales de modernidad, progreso y justicia, sublevaciones, asesinatos, justicia e injusticia, todo ello se plasma en El emperador, una de las historias reales más duras de la humanidad (y si no se conoce, más vale leer este libro). No se trata de una simple historia sobre guerras, privilegios, movimientos revolucionarios y desgracias; sino que en esta narración, Kapuscinski cuenta de forma asombrosamente sencilla, expositiva, amena, desapasionada y apasionante la vida de Haile Selassie, el Rey de Reyes, el alabado como al mismísimo Dios, el Señor de Etiopía. Para contextualizar, especificaré que la profunda dictadura en la que se sumió este país data de hace no más de 50 años.

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Kapuscinski no sólo plasma lo que sucedió en Addis Abeba –capital de Etiopía- sino que indaga cada costumbre, cada movimiento de la población para transmitir lo sentimientos que la gente padecía en tales circunstancias. Puedo decir, después de leer el libro, que conozco todo lo que hizo Haile Selassie durante su mandado, a que hora se levantaba, cuáles eran sus rutinas, la hora de los nombramientos, de la caja…. Es curioso lo insignificante que parecen a simple vista las fuentes recogidas en el libro, pero toda la información que explican crea en tu cabeza una imagen mental, cual mosaico, adaptada a la realidad de la época. A través de las siglas y la transcripción de las conversaciones, Kapuscinski da a conocer las extravagancias, contradicciones y miserias del reinado de Haile Selassie.

Por destacar algunas ideas, me llama la atención la frase de la fuente Z. S-K cuando su mujer le dice a éste: “Hailu-su hijo- debe de haber empezado a pensar. Se ha vuelto muy, pero que muy triste” y es que en la época del imperio, sobre todo a partir de la revuelta de Godjam por el año 1968, pensar constituía un estorbo nada recomendable, incluso una molesta deformidad. ¿Para qué saber si es mejor ignorar?, comenta dicho testigo. Este era uno de los problemas de los ciudadanos del Imperio, que escogían lo fácil. Lo sencillo durante una dictadura es conformarse con lo que tienes y hacer lo que te ordenan. No pensar. No querer más de lo que se tiene. Pero así, no llegaron a más que a una ya sonada revolución durante esa última etapa de una dictadura que duró más de treinta años. Y es que, lo que me parece significante a modo de reflexión es cómo cada fuente a la que acude Kapuscinski le cuenta lo bondadoso que era el Venerable Señor. Para que los lectores se hagan una idea comentaré una escena sobre el ejército y el poder que éstos reclamaban al Emperador: El Imperio de Selassie estaba compuesto por 30 millones de campesinos y apenas 100 mil gentes de armas entre soldados y policía. De los beneficios del arca imperial, tan sólo un 10% iba destinado a la agricultura y cultivo de tierras. En cambio más del 40% de los presupuestos del estado iban destinados al ejército. Esto fue denunciado por los estudiantes que empezaban a pensar –pobres de ellos, dicen los testimonios- y aún así viendo la injusticia que se desarrollaba en el país, el narrador; es decir, en este caso B. H., sólo se le ocurre mencionar si los estudiantes tenían razón al calumniar al Emperador, ya que éste había creado el primer ejército regular de la historia del país -Y mientras la población muriéndose de hambre, pienso yo-. 

Lo que quiero decir con esto es que aunque hubiese terminado la dictadura, y aunque las gentes de a pie tuvieran más libertad para hablar de lo que allí sucedió, los testimonios que plasma Kapuscinski dan a entender que eran felices siendo ignorantes, siendo sumisos y buscando no más que el favor –o como se menciona en otra ocasión, buscando la oreja o la mirada- del Emperador.

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Antes de concluir con la explicación de este II Seminario Internacional  Richard Kapuscinski, quisiera especificar algunos de los aspectos y características más significantes de este gran periodista desde la opinión de Jedrzej Morawiecki, reportero y profesor de la Universidad de Wroclaw.

Jedrzej comienza su intervención de forma un tanto confusa, pues alaba a Kapuscinski como gran modelo a seguir del reporterismo, pero también da unos puntillazos a su persona para “dejar de leerlo como una Biblia”. Las cuestiones que este reportero se ha planteado alrededor de la vida de Kapuscinski no conciernen únicamente a sus reportajes sino que son preguntas más amplias. Cuando habla de este gran periodista dice que lo primero que aparece es el elemento de admiración: “Al mencionar las obras de Richard Kapuscinski sentíamos una suerte de cerradura en la boca”, comenta Morawiecki. Explica que sentía miedo de expresar sus ideas por si pensaban que se trataba de envidia o frustración. Al principio de su carrera cuando le preguntaban que opinaba sobre Kapuscinski él decía que su obra “El imperio” había despertado en él ciertas emociones, entonces le corroboraban que así tenía que ser.  Desde entonces, Jedrzej piensa que ha surgido un debate científico sobre la obra de Kapuscinski.

En un momento de su carrera, a Jedrzej empezó a interesarle Rusia, y a asombrarle los textos de Kapuscinski en Gazeta Wyborcza. En un principio siempre lo citaba y recurría a su ejemplo. Aunque, respecto a este apunte, dice que eso no quería decir que fuera su maestro (y duda que lo fuese para los demás reporteros). En estas conferencias hemos escuchado en varias ocasiones que los reporteros que han tenido trato con Kapuscinski son o fueron sus discípulos. Pero, aquí Jedrzet tira un balón fuera y dice que aunque siempre ha surgido esa pregunta, a su parecer “el reportero labrador tiene como jefes a sus propios compañeros” (lo que no quita que todos leyesen a Kapuscinski).

Una cosa si se notaba en las palabras de Jedrzet y es que al hablar de la obra de “El emperador” trasmite esa especie de magia que lleva dentro Kapuscinski en sus reportajes. A ésta gran obra la califica como “una obra maestra llena de estilo”, un ejemplo, un modelo donde se da una fuerte influencia del autor. Dice que esto es acusa de que Kapuscinski estaba condicionado por su visión y conocimiento previo del mundo que quería narrar, y que hacía transmitir un subjetivismo que encandilaba y lo sigue haciendo. Jedrzet dice que en la cabeza de Kapuscinski se creó una visión de un mundo antiutópico. Se solía decir, explica este periodista, que Kapuscinski era un hechicero, un encantador del reportaje, pero entonces, vuelve a resurgir la duda, otro problema que hay que buscarlo en sus obras: ¿el reportaje debe encandilar?, ¿debe ser como un cuento de hadas?, pregunta abiertamente Jedrzet. Y contesta, “él nos da ese cuento de hadas, esa historia y nos lleva a esos mundos llenos de blancura”. Su idea es mostrar ese mundo ideal; pero en realidad lo que hace es hiperbolizar la realidad. Explica una cosa muy curiosa, y es que Kapuscinski siempre acerca a sus lectores lugares en los que suceden catástrofes ecológicas, repletas de “aire sucio”, pero si te acercas a esos parajes, se descubre otro punto de vista, que según Jedrzet, le falta a Kapuscinski.

La mayor distinción que realiza este periodista acerca de Kapuscinski es que lo ve más como un literato que como un periodista puesto que lo que hace es hiperbolizar la realidad. “Tenía una sensibilidad extraordinaria -comenta Jedrzet- y una gran capacidad de intuición”. Pero por otro lado, Jedrzet quiere subrayar que hay fragmentos y estructuras que están arraigados en la mente de la gente y en algunos casos al leer a Kapuscinski hay que salir de esa idea y analizarla.

En su opinión es difícil hablar de la forma de hiperbolizar de Kapuscinski, porque eso sería desmitificarlo como maestro, pero si dice que hay que criticar sus obras de forma directa, y no solo alabarlas como  si de un monumento se tratasen.



 En el segundo día de estas Jornadas tuvimos el placer de conocer la opinión de los profesores de la Universidad de Wroclaw Jedrzej Morawiecki y Malgorzata Kolanwoska. Ambos hablaron sobre «La impronta de Kapuscinski en el actual periodismo polaco». ¿Qué quiere decir esto? Pues en primer lugar que debemos situar a Kapuscinski dentro del contexto periodístico polaco de su tiempo. Saber cómo y cuándo aparece.  

Para centrar a este gran periodista, me gustaría presentar, de la mano de Malgorzata Kolankowska (hispanista, periodista y profesora de la Universidad de Wroclaw), a otros grandes reporteros, literatos o escritores que marcaron el inicio del reporterismo polaco. Destacaré en primer lugar al que es considerado el padre del periodismo de Polonia; Melchior Wánkowicz, él fue quien dijo que “el reportaje es tan antiguo como la lengua humana” y escribió libros como “Na tropach Smetka”. Pero todo hay que decirlo, y al principio no se hacían reportajes como lo que conocemos hoy, no. Antes eran historias únicamente escritas con información pura, y contadas con un lenguaje muy severo. Pero, como nos explicó Malgorazta, “escribir un reportaje es como hacer un mosaico, no se puede pintar ninguna pieza, cada una hay que encontrarla en su propio color”. Distinguir sus experiencias personales desde un punto de vista único que hay que conocer para trasmitirlo de la forma adecuada. Un reportaje se asemeja más a un escritor naturalista, porque lo que escribe tiene que captarlo con todas sus características.

 Pero lo importante aquí es saber, ¿cómo hacía los reportajes Kapuscinski? Este aspecto podemos conocerlo desde el punto de vista y la experiencia de Malgorzata Kolankowska:

Kapuscinski buscaba, pues, meterse en el mundo de “el otro” y estar al mismo nivel que sus interlocutores. Por tanto, lo que nos quiere decir es que hay que prepararse culturalmente antes de cada viaje, informarse, conocer el mundo que quieres transmitir a tus lectores. Esto es la importancia del taller. Kapuscinski dijo: “hay que encontrarse diez veces con una persona para escribir un buen reportaje”; y así es. Puesto que una de las condiciones de éxito de un periodista es mantener una grata relación con tu interlocutor (Jacek Hugo-Bader).  Hay que ganarse su confianza, debes conocerle, escucharle; y para ello hacen falta varios encuentros personales. Para escribir la verdad es necesario conocer hasta el más mínimo detalle. Y como subraya Malgorzata hay que centrarse en el detalle, trasladar los sentimientos “y si hace falta que los lectores lloren, que lloren”. WłodzimierzNowak también apoya esta idea y la explica de la siguiente manera: “Hay que escribir de forma que no sólo sufra el protagonista, sino también el lector”.

Otro de los autores al que le interesaban los mismos destinos que a Kapuscinski fue Wojciech Jagielski quien dijo de aquél que fue y sigue siendo su maestro: “Es alguien que inspira, y los encuentros con él nos dan fuerza. Richard Kapuscinski era un tipo de periodista que yo quería seguir, alguien que ve el mundo de una manera distinta a los demás…”. Siguiendo el ejemplo de otra gran reportera, destacaré una anécdota que me llamó la atención. La protagonista era Beata Pawlak reportera de una de las revistas más importantes de Polonia: Gazeta Wyborcza. Ella escribía sobre el Islam como nadie en la prensa polaca, tuvo contacto con terroristas que –en palabras de Malgorzata- la trataban muy bien. Eso da una visión fundamentalista que te introduce en su cultura y te la muestra como algo más que un simple estereotipo. No da una visión idealista. La paradoja aparece cuando Beata murió a manos de un atentado terrorista.

Pero todo esto me hace recalcar una idea que se me quedó grabada de la intervención de  Kolanwoska y es que para redactar un buen reportaje es imprescindible que el texto tenga un valor añadido, que sea universal y que no se olvide. A ese punto debemos llegar los periodistas porque si para algo sirve esta profesión es para cambiar el mundo.



Debemos saber en primer lugar, y desde el punto de vista sociológico y politológico, en que se diferencia la obra de Kapuscinski de “El emperador” con otras; como dice Rubén Darío esta diferencia está en la fragmentación. Esta obra es un texto dividido en capítulos puesto que Kapuscinski publicaba cada episodio por separado en la revista para la que trabajaba; pero después los unía en un texto completo que no pierde su coherencia e intregridad. El hecho de que sea un texto fragmentado no le quita el sentido de totalidad a la historia.

Esta obra es absolutamente extrapolable a cualquier contexto histórico y a cualquier tipo de sociedad, Rubén pone el siguiente ejemplo:

 Leer este libro es entender que la pobreza, subdesarrollo, analfabetismo y hambre de Etiopía, no son sino el fruto de la arbitrariedad, egoísmo y politiquería de los gobernantes de ese país, que se pusieron una venda para no ver, mientras se aprovecharon de las comodidades de la vida en palacio y gozaban del favoritismo del emperador. Mantener todas las facciones en equilibrio de poder, significa entretener a los pueblos en distintas actividades para que todo continúe como está. Y esto continuará mientras los impuestos a los campesinos, la falta de apoyo del gobierno y los celos de los gobernantes no dejen que llegue ayuda humanitaria y de alimentos de otros países. El problema es político, debido a las reglas de distribución y las injusticias, que no únicamente se dan en países autoritarios sino en cualquier gobierno y que, apoyándome en lo que ha explicado Rubén, “El emperador” es extrapolable a cualquier ámbito de la praxis política que recuerda el cortejo de, por poner un ejemplo actual, el Presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps. Es decir que del año 74 aquí no han cambiado mucho las cosas.

 

Agustín Vico

 

Agustín Vico define a Kapuscinski como un ejemplo, un ejemplo del tipo de periodismo que debe perdurar, un periodista que se dedica a contar buenas historias, contrastadas, trasladándose al lugar de los hechos, buscando fuentes directas y transmitiendo esa atmósfera, ese tono que te transporta al lugar donde suceden los hechos y te hace verlo más que leerlo.

El emperador es un reportaje de historias, un análisis de un sistema corrupto y con testimonios que cuentan lo que allí pasó, como ya hemos avanzado.  Kapuscinski trabaja así, dice Agustín, manteniendo constante su forma de trabajar: busca testimonios sobre la los hechos que informa y que quiere relatar, y busca a los protagonistas de los hechos que narra. Ese es el periodismo de siempre, de fuentes claras. Un periodismo arriesgado, porque “en esta profesión es tan difícil encontrar buenas historias y que te las compren que cuando encuentras una que merece la pena, como es El imperio, merece ser recordada”.

Para Agustín, el imperio también es un tratado de periodismo que nos indica con quien hay que hablar. Una serie de artículos contados “a pie de obra”; es decir, en el lugar de los hechos, con fuentes propias y sobre todo contado desde ese enfoque personal que da vida a la obra “El emperador”.  Kapuscinski es un ejemplo de periodista de referencia. Éste es el tipo de periodistas que sobrevivirán, los que cuentan historias de calidad desde el lugar de los hechos; aunque tal y como está la situación actual en el mundo de la información y debido a la falta de iniciativa, de interés y, no menos, de tiempo, el periodista ve restringidas sus posibilidades de contar buenas historias.



La UMH celebra entre hoy y mañana el II Seminario Internacional sobre Ryszard Kapusciski.

Antes de hablar de los ponentes que han hablado de sus experiencias con relación a este gran periodista, la polémica que ha suscitado la publicación de su biografía y las opiniones con los estudiantes de periodismo de dicha universidad, debemos conocer quién fue este personaje que ya ha pasado a la historia.

 Ryszard Kapuscinski, de nacionalidad polaca, es uno de los grandes periodistas de finales del siglo XX y comienzos del XXI, que ha merecido numerosos premios, entre ellos, el Príncipe de Asturias en Comunicación en el año 2003. El mérito de Kapuscinski, como también han respaldado los interventores en estas conferencias,  reside en hacer un periodismo que va más allá de los informes oficiales y de las simples notas de prensa; no es un periodismo de oficina, sino de obra. A Kapuscinski le interesaba más plasmar las actitudes del pueblo, de la gente del común y su naturaleza humana; aunque su máxima responde a una excelente narración y un gran respeto a la verdad en las historias que plasma.

Analizando en profundidad la obra que nos ocupa: “El emperador”, podemos afirmar desde la experiencia de personas que lo conocieron en vida, como es el caso de la Dra. Agnieszka Flisek, profesora de la Universidad de Varsovia y secretaria de Ryszard Kapuscinski entre 2003 y 2007, que “El emperador” no es un simple reportaje donde el autor sigue una lógica causal de los hechos, sino que ese reportaje evoca un poema con un coro de voces, los cortesanos, quienes sintieron como una catástrofe personal la caída de esa monarquía etíope.

 Aprovechando los conocimientos que nos ha transmitido Agnieszka podemos hablar del aspecto literario, y más concretamente del estilo narrativo de Ryszard Kapusciski y su obra “El emperador”. Para transmitir cómo surge este relato recurriré a una anécdota que ha citado la que fuera su secretaria. ¿Cuántas veces hemos escuchado el mito de “la página en blanco” de un periodista?. Pues en este caso a Ryszard Kapuscinski también necesitó esa inspiración: En 1975, Ryszard trabajaba para una agencia de noticias polaca y se trasladó a Etiopía para recabar información sobre el golpe de estado que allí se había producido para publicar un reportaje. Pero el problema que le surgió al escribirlo fue que no quería que éste fuera una historia más, sobre un golpe de estado más (porque según la génesis que resaltó en su obra todos los golpes de estado seguían el mismo guión). Lo que se propuso Ryszard entonces fue plasmar desde otro punto de vista esa esperanza de revolución del conflicto bélico. Necesitaba encontrar esa diferenciación; por ello empezó a buscar un nuevo estilo, una nueva manera de escribir, y lo más curioso fue, según palabras de Agnieszka, que Kapuscinski dio con una foto en la que Haile Selasie (el emperador de Etiopía) aparece con un perrito japonés, y ese detalle fue el punto de arranque, el verdadero inicio del movimiento narrativo del reportaje. 

 Secretaria de Kapuscinski

Una parte de sus textos (las obras maestras) no solo reproducen el contexto histórico, sino que sn capaces de codificar hasta las más profundas tensiones y situaciones de los personajes. Esto desnuda las conductas dominantes que permiten ver tanto las posibilidades de este tipo de sistemas como sus limitaciones. «El emperador es un gran ejemplo donde se plasma este tipo de relatos y uno de estos grandes textos», afirma Agnieszka.

La esencia de este libro es su literariedad, que no es se refiere a  la ficción -como bien especifica -Agnieszka-, no inventa una fábula, pero sí que busca una poética y una forma que pueda signifar tanto lo concreto como lo abstracto. La peculiariedad de “El emperador” con respecto a otros textos  de Kapuscinski va en este sentido. «Nunca se quedaba satisfecho por el mero registro de los sucesos, la información no se reduce al hecho a secas, sino que introduce y transmite la atmósfera, el contexto o una reflexión», resalta Agnieszka.

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La quinta edición de las Jornadas de Periodismo promovidas por la Universidad Miguel Hernández de Elche  ha resultado un gran  éxito con una buena cobertura y contando con la asistencia de más de 300 inscritos y con representantes de otras universidades interesados en la materia.

V Jornadas de periodismo UMH

En las jornadas se dieron cita reconocidos periodistas profesionales de medios de comunicación de la talla de Ramón Lobo, corresponsal de El País, el reportero del programa ‘Informe Semanal’ de TVE, Vicente Romero, la jefa de Internacional de Antena 3 Noticias, Indira García Villaescusa, o la periodista de Canal 9, especializada en Oriente Próximo, Lola Bañón; entre otros, y quienes han aportado su visión sobre el estado del reporterismo en momentos de máximo interés social, como son la cobertura de conflictos bélicos o la comunicación en estados carentes de libertad.

Los dos días de conferencias y coloquios de estas V Jornadas se han centrado en el tema Información y resolución de conflictos para explicar el tratamiento informativo de la inmigración en los medios de comunicación- españoles y los creados para ellos-. Como hemos podido observar en las diferentes sesiones, y también por lo comentado en clase, sabemos que España es un país receptor de población extranjera, (para orientar al lector especificaremos que el porcentaje de inmigrantes que residen en nuestro país  es de 11,3% del total España -hace diez años era del 1,4%-, lo que en cifras se corresponde con más de cinco millones de personas). Por tanto, y para satisfacer las necesidades de este colectivo se han creado medios de comunicación destinados a esta población creciente puesto que aunque residan en España, quieren mantenerse informados sobre su propia cultura. Esto se recogió en el coloquio que se denominó “Otras culturas, otras miradas” que estaba integrada por Ali Lmrabet, periodista represaliado por el Gobierno de Marruecos, Marc Basté, director general de Novopress, editora de Latino, Patricia González profesora de Periodismo (Universidad Carlos III) y doctora en relaciones internacionales; así como Rosa Jiménez Cano, periodista del periódico El País. Acompañando a esta mesa redonda se encontraba como moderador José Luis González, profesor de Periodismo UMH.

V Jornadas de periodismo UMH

En ella, se explicaron conceptos como el papel de los medios étnicos en España, como bien destacó Marc Basté editor del diario “Latino” (diario dirigido a la comunidad latina en España). Por él sabemos también que “Latino” es un periódico gratuito semanal dirigido a los latinoamericanos residentes en España y que tiene una audiencia repartida entre comunidades como Madrid, Barcelona o Levante de 430.900 lectores totales de los cuales la mayoría son inmigrantes procedentes de Ecuador. Como dijo Marc, Latino apuesta por la calidad de la información y el modelo gráfico y tienen como máxima el respeto a los lectores latinos.

Como dijeron también el la misma conferencia, hay que defender los intereses de los lectores promoviendo su cultura a través de medios de información propios (aunque escritos en español o valenciano, como es el caso). Para promover la integración es necesario que ellos conserven sus valores y hacerles partícipes para su progresión social y económica.

Reflexión social

Tomando como referencia la Teoría del Framing la cual analiza el enfoque del tratamiento de la información en referencia a los estereotipos y las imágenes mentales de la opinión pública, analizaremos el tratamiento informativo de la inmigración en los medios de comunicación españoles debido a esa imagen perjudicial que se puede crear. Es claro que en los medios de comunicación nacionales las noticias negativas sobre robos, secuestros, maltratos… suelen ir asociadas a los inmigrante; lo cual (y dejando a parte el nivel de sensacionalismo y nacionalismo que crea) hace que las actitudes de los españoles con respecto a los inmigrantes en España haya cambiado sustancialmente en los últimos años. Para evitar esto y romper con los prejuicios y la xenofobia que estas conductas  acarrean que algunos pasen de hablar solo del ‘problema de la inmigración’ a hablar de los ‘problemas de los inmigrantes’

Debemos disipar los procesos de discriminación y exclusión social conociendo cómo los medios de comunicación españoles cubren la información sobre este tema. Si todos hiciésemos el esfuerzo por compenetrarnos y entendernos podríamos convivir en un Estado democrático de integración social (y un buen comienzo es la aportación que han reflejado los interventores de dichas Jornadas como ejemplos como Latino).

El Otro debe dejar de ser sinónimo de lo desconocido y lo hostil, de peligro mortal y de encarnación del malRyszard Kapuscinski.



et cetera